Crtica: Christoph Poppen y Lise de la Salle con la Sinfnica de Sevilla

   El Concierto para piano nº 1 de Beethoven comenz con un primer movimiento en el que la orquesta son borrosa, probablemente debido a la pobre tcnica de batuta del maestro Poppen, un violinista experto en repertorio de msica antigua –y como tantos otros–, transferido al podio en busca de nuevos desarrollos. Las cuerdas estaban apagadas y fueron poco precisas. Desde luego, no haba ni rastro de la articulacin o la rapidez de los tiempos de la que suelen hacer gala los historicistas, quiz, como nica concesin a ese campo, las baquetas utilizadas por el timbalista ofrecan un sonido ms seco que sedoso. Era la pianista la que brillaba sobremanera en esos momentos, percutiendo el piano con fuerza y determinacin y desarrollando una cadencia del propio Beethoven que quiz no supo leer bien en su final, falto del humor con que el genio de Bonn lo ide tal y como si se tratara de una especie de recordatorio del piano a la orquesta para entrar tras una cadencia de tan larga duracin. Hubo mejoras en el segundo y tercer movimientos al producirse una concertacin ms ajustada entre orquesta y piano, como si, de repente, ambos cuerpos respondiesen al mismo espritu creativo. Las maderas comenzaron a destacar, las cuerdas se hicieron notar y el final se resolvi con nobleza y hlitos de esperanza ilustrada. 

   Una nueva decepcin brot con la interpretacin del Concierto para piano nº 2, en realidad, el primero de Beethoven, aunque editado con posterioridad al nº 1. Los elementos ms sofisticados, dramticos, teatrales o simplemente bailables de los que est repleto, fueron solventados con disimulo, como pasando de puntillas por todos aquellos recovecos que pueden emocionar hasta el infinito. La orquesta sonaba ahora bastante mejor, con su sonido reconocible, pero el maestro segua haciendo de las suyas trazando la estructura meldica con brocha gorda y dando saltos innecesarios a la vez que ofreca casi una versin galante de la partitura. El segundo movimiento, que puede considerarse una de las grandes cimas alcanzadas por Beethoven, fue un despropsito de combinaciones y entradas en falso. No haba por ningn sitio respiracin, ni sosiego que favoreciese la meditacin o, al menos, la contemplacin de la belleza. Por el contrario, todo pareca hacerse con una prisa acuciante y una superficialidad muy acusada. En vez de escrito por Beethoven pareca haberlo hecho Johann Christian Bach. Los elementos rtmicos del tercer movimiento casi ni se hicieron notar, una verdadera lstima, sobre todo cuando uno recuerda de qu manera sacaba partido a esta partitura Rudolf Serkin en los aos 80 con la Boston Symphony de Seiji Ozawa recreando una danza hngara propia de campesinos.

   Tras el descanso se interpret el Concierto para piano nº 3, que result el mejor de los tres ofrecidos en esta velada. No hay ningn reproche a la interpretacin, de hecho hubo detalles de bastante calidad en la pianista, pero tambin en los profesores de la orquesta: el clarinete de Szymyslik son sublime y delicado, pero tambin lo hicieron as la percusin, las trompas y las trompetas, que consiguieron hacer alguna revelacin meldica nunca antes puesta tan de manifiesto, bordando, incluso, algn momento de extrema tensin y efecto teatral que dej asombrados a los propios msicos. Sin embargo, el piano de Lise de la Salle, perfecto en su digitalizacin, no apareci ayer como el instrumento rey, henchido de nobleza y elevacin que uno espera encontrar en este tipo de obras. Desde luego result efectivo y se alcanz un nivel notable, pero qued la jornada muy lejos en el recuerdo de aquellas de Perianes y Prez en 2013. Esperamos que la segunda entrega, la de los conciertos nº 4 y nº 5, resulte ms interesante que esta primera, muy tcnica, s, pero quiz falta de sofisticacin y alma artstica.

Fotos: Guillermo Mendo

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Crtica: Christoph Poppen y Lise de la Salle con la Sinfnica de Sevilla