La historia de ‘El conejito marrón’, la controversial película recordada por su escena de sexo oral explícita y no fingida

Una película puede garantizarse una butaca en la eternidad por muchos motivos: actuaciones, innovación, tema, taquilla.

Algunas son recordadas por sus dones: El Ciudadano, Psicosis, El Padrino; otras por ser discursivamente aberrantes, pero cinematográficamente geniales: El nacimiento de una nación; un grupo directamente por su infamia: The Room, The Brown Bunny.

A diferencia de The Room, que, pobre, no es más que una inofensiva mala película, The Brown Bunny, o más tiernamente El conejito marrón, no reside en las memorias de un puñado de personas por mala película, sino por una escena en particular.



Vincent Gallo protagoniza “The Brown Bunny”. Un fotograma de la película de 2003.

Una escena que devora el filme: uno tranquilamente puede no haber visto El conejito marrón y saber que en ella, al final, se ve una felación real de varios minutos.

I: Vincent Gallo

Antes de ahondar en la famosa fellatio hay que intentar entrar, aunque sea superficialmente, en la mente de Vincent Gallo, el director y protagonista de la película.

Gallo, como dijimos, es actor, director de cine y, además, rey de un imperio inmobiliario. Tiene 61 años.

Entre otros highlights de su vida, fue golpeado por Rodrigo de la Serna en el rodaje de Tetro, en Argentina, y definido hace no mucho tiempo por el actor de ese país como “un psicópata tremendo, medio quemado”.

Mike Amigorena, otro de los criollos con los que no se llevó bien en el plató, se refirió a él como “una persona que no sirve para nada”.

Gallo en Tetro, película de Francis Ford Coppola filmada en Argentina. Foto: AP


Gallo en Tetro, película de Francis Ford Coppola filmada en Argentina. Foto: AP

Gallo alguna vez tuvo un microemprendimiento de remeras con frases que uno no podía comprender si formaban parte de una performance artística o no.

Tres ejemplos. Acompañando la fotografía impresa del protagonista en las camisetas, se podía leer: “El más grande” (y foto de Donald Trump); “El más grande hombre negro que ha vivido jamás” (y foto de George Floyd); “Maricón” (y foto de Justin Trudeau).

En sintonía con las frases de sus telas, Gallo también ha expresado públicamente (sin imprimir) ideas tales como: “Permitir a las mujeres el derecho a votar fue un error y ese error está ahora más claro que nunca. Esto no pretende ser una provocación. Es simplemente lo que pienso”.

Vincent solo dirigió tres películas. Foto: Clarín


Vincent solo dirigió tres películas. Foto: Clarín

Sobre Argentina, según afirmó en televisión su ex compañero que lo cacheteó antes de salir a escena, reflexionó: “Es un país de mierda, en este país se mueren. Yo tiro una caja de bananas y se pelean por agarrarlas. Si vos querés trabajar en mi país, te meto en una jaula a vos y a tu familia, te cruzo a la frontera y puede ser que te de trabajo”.

Buffalo ‘66, The Brown Bunny y Promises Written in Water son las tres películas que dirigió y Arizona Dream, Goodfellas y Essential Killing, título por el cual fue reconocido en Venecia 2010 con la Copa Volpi, tres de los filmes más conocidos en los que actuó. Además de los suyos, claro.

Para cerrar este veloz perfil, se puede añadir, a modo de frutilla del postre, que Gallo tiene un sitio web en donde, por ejemplo, vende su propio esperma a un millón de dólares y avisa que está a sexualmente a disposición de cualquier mujer que le pague 50 mil “verdes”.

Uno de los pósters del film, con Daisy en primer plano.


Uno de los pósters del film, con Daisy en primer plano.

II: El conejito marrón

Así como Gallo es El conejito marrón. Una película para amantes de los extremos: fue señalada por el crítico Roger Ebert como la peor que había visto en su vida, fue seleccionada en Cannes, la vendieron como el filme estadounidense más controversial de la historia y cuenta con una escena de felación real. Cartón lleno.

Bud y Daisy, protagonistas de "The Brown Bunny".


Bud y Daisy, protagonistas de “The Brown Bunny”.

La sinopsis de venta, muy simple: trata sobre un hombre, Bud Clay (Gallo), que viaja por distintas partes de Estados Unidos mientras recuerda la última vez que vió a Daisy (Chloë Sevigny), la mujer de su vida. Mientras, mantiene encuentros con distintas mujeres para esfumar los recuerdos de Daisy.

Fue estrenada inconclusa en 2003 y posteriormente, en 2004, proyectada en 16 mm en algunos cines estadounidenses.

Gallo y Sevigny en Cannes 2003, en la presentación de "The Brown Bunny". Foto: AFP


Gallo y Sevigny en Cannes 2003, en la presentación de “The Brown Bunny”. Foto: AFP

III: El cartel

Antes de la escena, una parada más.

Es inevitable no hacer referencia al cartel promocional de la película en Los Ángeles. ¿Por qué? Porque no se puede dejar pasar que hubo unos pocos días en los que Sunset Boulevard lució un cartel de dimensiones estratosféricas con el fotograma de la felación bien en grande.

El enorme cartel de "The Brown Bunny" en Sunset Boulevard.


El enorme cartel de “The Brown Bunny” en Sunset Boulevard.

Fotograma que Gallo se empeña en defender a capa y espada.

“Quería mostrar que la película era provocativa, que estaba en esta tradición del cine para adultos: El último tango en París, Cowboy de medianoche, lo que sea. Pero quería hacerlo en mis propios términos. Quería usar imágenes provocativas que fueran hermosas, dramáticas, estéticas, claramente fuera del erotismo convencional”, dijo hace unos años a About Live.

Tristemente, el director nunca llegó a ver el cartel porque sin previo aviso la agencia responsable del estreno lo quitó para frenar la polémica que se había desatado en la zona.

Así se veía el cartel desde la calle.


Así se veía el cartel desde la calle.

Gallo terminó acusando a los vecinos de West Hollywood de no tener el gusto “evolucionado” que requería su arte: “Parecía una portada de novela romántica más que cualquier otra cosa. Había claros indicios de sexualidad. Las posturas eran claramente dramáticas y claramente íntimas. Era sugerente que la película era sofisticada de otra manera. Y eso es todo. Ese era el punto”.

IV: La escena sexual: Ella

En el final de El conejito marrón, cuando más o menos va hora y cuarto de película, comienza a vislumbrarse un encuentro entre Bud y Daisy que, ahora ya sabes, terminará en la cama.

Pero antes de llegar al colchón, el personaje interpretado por Sevigny le hace una felación al encarnado por Gallo. Nuevo aviso: la escena es explícita, se ve todo.

Así comienza la escena en cuestión. Fotograma de "The Brown Bunny".


Así comienza la escena en cuestión. Fotograma de “The Brown Bunny”.

El clímax ¿romántico? de El conejito marrón se diferencia del de cualquier película condicionada apenas por unos cortes “artísticos” y por sus posiciones de cámara barrocas.

Primero, la escena se impregnó en las mentes de los críticos que la vieron en Cannes, luego en las del cinéfilo neoyorquino promedio y, por último, en las de la audiencia virtual que mediante estrategias non sanctas consiguió ver el film en internet.

Desde 2004 hasta el año pasado, los dos protagonistas -sobre todo Gallo- no dejaron de hacer referencia a ella, a tal punto que con el tiempo sus miradas fueron zigzagueando, tomando nuevas formas.

Gallo se la propuso a Sevigny, quien se decía que era su ex, y ella aceptó sin dudarlo porque creía en el arte de Vincent. A Chloë evidentemente no le importaba el devenir de su carrera tras su participación en el arriesgado proyecto.

Probablemente la escena pegó más de la cuenta porque Sevigny venía de ser nominada al Oscar por Boys Don’t Cry y se perfilaba como una estrella hollywoodense mainstream. Y las estrellas hollywoodenses mainstream, bien lo sabemos, no son de andar teniendo sexo explícito en las películas.

A la izquierda, Sevigny. Presentación de Boys Don't Cry en Venecia 1999. Foto: AP


A la izquierda, Sevigny. Presentación de Boys Don’t Cry en Venecia 1999. Foto: AP

Esto decía la actriz a Contact Music en una de sus defensas: “Es una pena que la gente escriba tantas cosas cuando no la ha visto (la película). Cuando ves la película tiene más sentido. Es una película de arte. Debería estar en los museos, es como una película de Andy Warhol”.

Tiempo más tarde, y ya siendo parte del star system del cine indie, Sevigny reafirmaría a Variety su postura: “Probablemente todavía la haría hoy (la escena). Creo en Vincent como artista y apoyo la película”.

Sin embargo, en unas declaraciones de 2010 se mostró más dubitativa.

“Es todo muy complicado. Probablemente tendré que ir a terapia en algún momento. Pero amo a Vincent. La película es trágica y hermosa, y estoy orgullosa de ella y de mi actuación. Me entristece que la gente piense de una forma en la película, pero ¿qué puedes hacer? He hecho muchas escenas de sexo explícito, pero no estoy interesada en hacer más. Ahora soy más consciente de mí misma y no podría ser tan libre, entonces, ¿por qué hacerlo?”, dijo a Playboy.

Sevigny en 2019 durante el festival de Cannes por su participación en "The Dead Don't Die", de Jim Jarmusch. Foto: AFP


Sevigny en 2019 durante el festival de Cannes por su participación en “The Dead Don’t Die”, de Jim Jarmusch. Foto: AFP

De Gallo remarcó que era hábil “presionando los botones de la gente” y que sabía muy bien que Cannes se nutre de la controversia. Reconoció que la película tenía intenciones de ir más allá, que era “un acto subversivo”.

“Era un riesgo. Y creo que fue una manera de quedarme fuera del negocio de una manera extraña, pero también haciendo lo que quiero hacer”, reflexionó.

Tras El conejito marrón, Sevigny siguió actuando en reconocidas películas, aunque siempre manteniéndose al margen de producciones para públicos numerosos.

V: La escena sexual: Él

Gallo nunca dejará de defender su escena y acusando (nos) de no haberla comprendido.

En el momento en que Gallo le propuso a Sevigny hacerla, según Film Freak, el actor y director avisó: “¿Te acuerdas de esa noche en París cuando te hice esa cosa pero tú no me la hiciste a mí porque no te gustaba mucho? Bueno, puede que tengas que hacerlo en la película”.

Gallo y Sevigny en la alfombra roja de Cannes 2003. Foto: AFP


Gallo y Sevigny en la alfombra roja de Cannes 2003. Foto: AFP

Contradictoriamente, tiempo más tarde en diálogo con Page Six Vincent aclaró que él y Chloë nunca fueron novios, sino que solo se besaron en París una sola vez, en 1995.

“Siento que Chloe sugirió que fuéramos novio y novia para disminuir la audacia de su apariencia… y presentarse a sí misma como una novia devota y una víctima en lugar de una gran artista radical. Chloe entendió brillantemente que los medios persistirían en pensar que ella lo hizo por lealtad hacia mí”, dijo el director en respuesta a la declaración “dubitativa” de Sevigny en Playboy.

“Creo que si ves la película está claro que mis intenciones eran crear efectos perturbadores en torno a las intimidades, tanto metafísicas como personales, con la vida de este personaje”, explicó en About Live.

Y agregó: “No necesito la escena de sexo en la película porque no necesitaba hacer la película. Pero esa película incluye esa escena de sexo. Esa película en su conjunto incluye esa escena de sexo. No es una parte separada. No es una elección. No pensé que la gente iría a ver la película y estaría tan entusiasmada de ver una mamada que ignoraría toda la película”

Uno de los fotogramas finales de la famosa escena de la felación.


Uno de los fotogramas finales de la famosa escena de la felación.

El año pasado, en lo que fue su último gesto sobre El conejito marrón, Gallo compartió en Instagram la nueva portada del soundtrack del filme. Y escribió una larga reflexión en la descripción.

“Se trivializó cualquier idea sobre la sexualidad masculina o la angustia expresada en la película. Mi motivación para hacer la película fue cuestionada con una severidad poco común. Mi uso de imágenes sexuales fue repudiado de una manera completamente ajena al mundo del arte moderno”, acusó.

Continuó sentenciando que la portada que creó es “la máxima expresión del consenso periodístico sobre la película”, “la reacción resultante del público a ese consenso” y “los sentimientos que se formaron” sobre él “personalmente”.

La nueva tapa del soundtrack es el fotograma de la felación, pero rayado.

El nuevo "concepto" de la portada del soundtrack de la película. Obra de Gallo. Foto: Instagram


El nuevo “concepto” de la portada del soundtrack de la película. Obra de Gallo. Foto: Instagram

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