Exclusivo con el argentino que filmó ‘Dahmer’, la terrorífica serie de Netflix del momento

“Fue un proceso de locura que me está costando olvidar”, dice a Clarín Matías Mesa, el argentino que filmó Dahmer- Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, la serie sobre el asesino serial, que es furor en Netflix desde que estrenó.

Matías está considerado uno de los mejores operadores de cámara del momento. Se especializó en utilizar la steadicam (la cámara que parece flotar, portada con un arnés, que utilizó por primera vez Stanley Kubrick en El resplandor), y también en filmaciones bajo el agua.

Así que cuando se rodaba alguna superproducción extranjera en la Argentina, era al primero que llamaban. Y ahora, desde poco antes de la pandemia, trabaja tanto en Europa como para Hollywood.



Matias Mesa tiene 47 años y ya trabajó dos veces con Gus Van Sant (una en Salta, filmando a Matt Damon) y Alejandro González Iñárritu.

Esta semana se supo que la serie tendrá dos temporadas más y “es probable” que Mesa esté de nuevo detrás de la cámara.

Matías está ahora en Baltimore, Estados Unidos, por otro rodaje. No para. Y el año que viene ya lo abrocharon para rodar en Marruecos Lioness, con Nicole Kidman. Y acaba de filmar con Natalie Portman. Y con Daisy Ridley, de la última trilogía de Star Wars.

-Estoy haciendo cámara y fotografía. Y estoy contento, porque estoy trabajando tanto acá en los Estados Unidos como en Europa.

Un actor borracho que no se mantenía de pie

"Era un clima tan sórdido que al volver a casa iba con la ventanillas abiertas o la música a todo volumen", cuenta.


“Era un clima tan sórdido que al volver a casa iba con la ventanillas abiertas o la música a todo volumen”, cuenta.

En esta entrevista Mesa contó por qué no la pasó bien en el rodaje, qué se podía hacer y lo que no en el set de filmación, cuántas veces debió repetir tomas espeluznantes. Y que el protagonista, Evan Peters, bebía mucha cerveza, como el asesino, para ponerse en el papel, y en muchas tomas había que mantenerlo de pie, fuera de cuadro, porque se caía.

Mesa tiene 47 años, fue camarógrafo de películas de Alejandro González Iñárritu, Gus Van Sant (en Elephant) y de Fabián Bielinsky (Nueve reinas). Va a emigrar a España con su familia el 1º de enero.

Matías comenzó a hacer cámara de manera profesional a los 19 años, y entre sus primeros trabajos se cuenta Flores amarillas en la ventana y luego Perón: Sinfonía del sentimiento, de Leonardo Favio. Pasó por las aulas de la Universidad del Cine, en la que estuvo dos años.

La serie ya es la segunda más vista hablada en inglés en la historia de Netflix, y la cuarta a nivel global.


La serie ya es la segunda más vista hablada en inglés en la historia de Netflix, y la cuarta a nivel global.

“Pero empecé a trabajar en una casa de alquiler de equipos en ese momento, y a salir a rodar automáticamente. Y empezaba a trabajar, a trabajar… me había metido en Fotografía en la FUC. Arranqué para producción y en el primer cortometraje que me mandaron a buscar un televisor antiguo, me rebotaron nueve televisores y me puse a buscar por toda la ciudad de Buenos Aires. Dije: no va más producción”, recuerda con una sonrisa.

Hizo un curso de steadicam en Miami, a comienzos de los ’90, y luego otro al toque en Los Ángeles. “Ahí fue cuando me compré mi primer steadicam. En el ’94 o ’95”, dice.

Y hoy prácticamente no tiene descanso. “Hice una peli en Europa, ahora, que se llama Young Woman and the Sea, de Joachim Rønning para Disney, que es sobre la primera mujer que cruzó el Canal de la Mancha, cuando a las mujeres prácticamente no les estaba permitido nadar, y ella cruzó el Canal”.

Daisy Ridley es la protagonista. “Sí, sí, buenísima la piba, la verdad. La historia es súper linda. Hace mucho que no hacía una película que puedan ver mis hijos…”, larga.

-Son grandes, ¿qué edad tienen?

-Tienen 16, 20 y 4, casi cinco el de cuatro. Pero cuando estaban por estrenar Dahmer, estaban enloquecidos con la serie entre sus compañeros.

Mesa cuenta que debían repetir varias escenas espeluznantes.


Mesa cuenta que debían repetir varias escenas espeluznantes.

-Tu familia está acá en Buenos Aires.

-Sí, y seguiremos hasta el 1° de enero viviendo en Buenos Aires. El tema es que estoy viajando mucho y ya no da para más. Así que por eso nos mudamos a Madrid. Gran parte de las veces viajo con mis equipos, y tanto para entrar como para salir de la Argentina está cada vez más complicado. Cada vez te piden más cosas arbitrarias, digamos. La Argentina no está suscripta a determinados tratados internacionales de comercio. No sé, te podrían simplificar ciertas cosas. Entonces, salir de Argentina es un bardo.

-¿Cuánto hace que no estás en Buenos Aires?

-Y, yo lo último que hice en Buenos Aires fue en el 2019. Ahora voy, vengo, voy, vengo, voy, vengo. Pero trabajar en Buenos Aires, no lo hago desde el 2019. Lo último que hice fue Operación final, la de Netflix, sobre el caso Eichmann, con Oscar Isaac y Ben Kingsley.

-Vos hiciste mucha publicidad también.

-Hice mucha publi, sí, pero sobre todo previa a esto del cine y las series. Hace como cinco años que vengo haciendo cine y series. Algún que otro comercial en el medio, pero muy poco.

Ahora lo llamaron a Baltimore, para hacer Lady in the Lake. “Me habían llamado para hacer esta serie, pero no quería venirme a Baltimore desde marzo hasta ahora, porque era mucho tiempo. Y Baltimore no daba para que venga toda la familia y se quede acá instalada. Entonces les dije que no, me insistieron, y acá estoy. Y está a punto de salir el piloto de American Gigolo, que hice justo antes de Dahmer.

En pleno rodaje, en 2021, cuando los cuidados por el Covid-19 eran necesarios.


En pleno rodaje, en 2021, cuando los cuidados por el Covid-19 eran necesarios.

-Y “Dahmer”, ¿cuándo la hicieron?

-Fue en el 2021. Yo terminé haciendo ocho de los diez episodios.

-¿Trabajaban rápido?

-Mirá, cambió mucho según los directores y los directores de fotografía. Esta era una serie de cuatro directores y dos directores de fotografía. En principio empezó como una serie de un solo fotógrafo y cuatro directores. Después empezó a haber bastantes discrepancias artísticas entre el fotógrafo y el tercer director. Entonces entró un fotógrafo nuevo y se dividieron los episodios, digamos, y el fotógrafo principal que estaba desde el principio en la serie terminó haciendo del uno al cinco y el otro fotógrafo hizo los otros.

Mesa en el estudio en Los Angeles donde filmaron. Las jornadas eran de 14 a 15 horas diarias.


Mesa en el estudio en Los Angeles donde filmaron. Las jornadas eran de 14 a 15 horas diarias.

-Me contaste en charlas previas que no la pasaste bien durante el rodaje, que había cosas que movilizaban mucho. ¿Por qué?

-La verdad es que el aire que se respiraba en el set de la serie era como la serie: la historia es muy densa, es muy pesada. El personaje es muy sórdido, muy oscuro. Evan Peters la verdad que actuó increíble, pero es un actor muy de método. Entonces, el clima en el rodaje en sí era un clima como de mucho estrés, había mucha tensión, había muy poco espacio para el humor, para la buena onda. Era como llegar, ponerse serio y empezar a atender a este asesino, que teníamos entre manos. Evan Peters terminaba borracho muchísimas veces, de verdad. El clima se empezaba a enrarecer. A medida de que íbamos avanzando en el día, se empezaba a poner todo más tenso, más tenso, más tenso. No había muy buena onda. El llegaba con cara de “te voy a comer las tripas”. Y así estaba todo el día.

-Pero más que nada porque es un actor de método, no por mala onda.

-Por un tema de método. Y todo se transforma en un set de método, de alguna manera. Todo era denso, sórdido, con un clima de que estábamos contando algo muy difícil, muy truculento y que no lo podías pasar bien. No había forma. Yo manejaba de vuelta a mi casa, que tenía 40 minutos de viaje, con las ventanas abiertas o la música a todo volumen, para tratar de dejar todo eso y llegar a casa. Abrazar a mi mujer, a mis hijos y estar todos felices y contentos.

Ya se aseguró que habrá una segunda y tercera temporada de "Dahmer".


Ya se aseguró que habrá una segunda y tercera temporada de “Dahmer”.

-¿Y a vos quién te contacta y te llama para trabajar en la serie?

-A mí me llama Jason McCormick, que es el director de fotografía, que fue segundo de cámara mío en dos películas de Gus Van Sant. Las cosas a veces se dan vuelta… Tanto en Gerry (que rodó en Salta, con Matt Damon) como en Last Days fue segundo de cámara mío. Y después, bueno, él siguió trabajando.

-El director de fotografía te pide cosas, pero también el director te pide movimientos de cámara y demás. ¿Cómo es eso?

-Mirá, depende mucho de la dinámica, depende mucho del proyecto. En ésta que estoy haciendo ahora, básicamente nos ponemos de acuerdo en lo que hay que hacer y ahí voy y manejo un poco todo lo que es el tema de las posiciones de cámara. En Dahmer todo pasaba por Jason.

Y había una presión muy importante con el otro fotógrafo, que era John T. Connor, que es un poquito de los clásicos, que tiene millones de años experiencia como cameraman y son sus primeros trabajos como director de fotografía. Él se desentendía completamente de la cámara, se dedicaba a la luz y yo me abocaba con el director a la puesta de cámara.

"Dahmer - Monstruo: La historia de Jewffrey Dahmer" se basa en la increíble historia real de este asesino serial.


“Dahmer – Monstruo: La historia de Jewffrey Dahmer” se basa en la increíble historia real de este asesino serial.

-O sea que con el director elegías la angulación, la lente.

-Exacto, o la cantidad de planos que necesitábamos para contar cada escena. Por eso te das cuenta que la serie cambia visualmente. Cambió bastante a partir del Episodio 6, cuando cambian los directores y el director de fotografía. A partir de ahí, todo tiene mucho más corte, tiene mucho más plano y contraplano.

-¿Y cómo se filmó? ¿Se filmó correlativamente, episodio por episodio, o rodaron cuando el protagonista es un niño, y fueron cambiando?

-La serie tiene mucho flashback, va y viene todo el tiempo. Entonces hay muchas cosas tanto del pasado y de los distintos pasados intermedios que hay desde su infancia hasta su arresto, que entran en distintos episodios. El pasado a lo mejor le tocó a tres directores. Cada director volvía para atrás y contaba la niñez un poco visualmente, como mejor le parecía.

-Cada episodio, ¿cuántos días de rodaje les demandaba, en promedio?

-Y, depende. El primero, que lo hizo Carl Franklin, creo que fueron 14 días. El último, creo que también tuvo alrededor de 15 días.

El argentino era quien decidía los ángulos de las tomas junto con el director.


El argentino era quien decidía los ángulos de las tomas junto con el director.

-Estamos hablando de tres semanas por episodio, porque se filma cinco días por semana, ¿es así?

-Exacto.

-En “Dahmer” no hay grandes movimientos de cámara, ni siquiera en los momentos que son como más intensos.

-No hay mucho movimiento de cámara. Eso es cierto. Había una especie de Biblia armada sobre ello, lo que no se podía hacer, básicamente. Para mí fue como un proyecto de obstrucciones. Un proyecto como diciendo, bueno, esto no se puede hacer, esto tampoco. El resto, hacé lo que quieras.

-Dame un ejemplo de lo que no podían hacer.

-No se podía usar steadicam. No se la usó en toda la serie…

Una foto especial, cedida por Matìas Mesa.


Una foto especial, cedida por Matìas Mesa.

-Sí hay cámara en mano.

-Si hay cámara en mano, hay mucho dolly, hay mucho cabezal estabilizado.

-¿Por qué?

-No se podía saber por qué. Te diría que fueron como caprichos, de alguna manera. Jason McCormick, que fue el fotógrafo principal, fue quien ideó un lenguaje visual para la serie, que él, de alguna manera, vislumbró junto a Ryan Murphy (el creador de la serie, de Glee y American Horror Story, entre otras). Y a partir de ahí empezaron a encontrar los directores, digamos, acorde a esta puesta.

-Hay como una búsqueda de objetividad desde la cámara, lograda por la poca movilidad de la cámara. Claramente, no asumen la posición del punto de vista de Jeffrey, pero parece que se trata de ser bastante objetivos.

-Sí, sí. Lo que hablábamos era esto: nadie quiere ponerse en la piel de un asesino. Entonces esta historia se cuenta desde afuera. No existe la cámara subjetiva, de él. Creo que las únicas subjetivas que ves son las de las víctimas. Si se despiertan, todos drogados…

Ryan Murphy firmó un contrato por 300 millones de dólares en exclusividad con Netflix.


Ryan Murphy firmó un contrato por 300 millones de dólares en exclusividad con Netflix.

-¿Con Ryan Murphy vos tuviste trato?

-Un trato muy vago. Vino al set diez veces. Y nada, hemos charlado tres minutos, cero realimentación.

-Si fue diez veces es nada, porque estamos hablando de 130 días de rodaje más o menos.

-De hecho, él iba a dirigir el último episodio. Pero digamos que jamás lo pudo hacer. Llegaba al set y estaba todo el día en el teléfono resolviendo 18 cosas de acá, de allá. Estaba en una carpa, salía, volvía, iba a dirigir por Zoom desde algún lugar…

Jeffrey Dahmer, el asesino.


Jeffrey Dahmer, el asesino.

-¿Dónde fue la filmación básicamente?

-En Los Ángeles.

-¿Eran jornadas muy largas?

-Más o menos de 14, 15 horas. Las jornadas en los Estados Unidos de las series suelen ser alrededor de eso.

-Hablemos de los momentos más fuertes de la serie. ¿Cómo los viste vos desde la cámara? ¿Cuáles recordás en particular, y no te podés olvidar, sacar de la cabeza?

-Mirá, yo recuerdo, ponele, cuando él está cocinando en su casa uno de los cuerpos, y se sienta a comerlo. Él come por primera vez carne humana. Esa fue una cosa bastante densa…

Otra escena fue cuando está convirtiendo en zombi al chico oriental, en uno de los primeros episodios de la serie. De repente, él va a comprar más cerveza. El chico se escapa, él regresa y el chico está tirado afuera, con los vecinos. Y en el capítulo cinco, creo, él está viviendo con su abuela todavía y llevaba pibes, los drogaba y los llevaba al sótano y los desmembraba.

Matías hizo cámara en "Operación final", el filme que Oscar Isaac y Ben Kingsley rodaron en Buenos Aires, sobre el caso Eichmann.


Matías hizo cámara en “Operación final”, el filme que Oscar Isaac y Ben Kingsley rodaron en Buenos Aires, sobre el caso Eichmann.

-¿Tuvieron que rehacer, o repetir muchas veces algunas tomas medias escabrosas, espeluznantes, o era una vez y listo?

-No, no. Las repetíamos muchas veces. Porque hay momentos que tenían que ver con el tema de los procesos que el asesino hace con los cuerpos… Eran como muy repetitivos, de alguna manera. Era como, bueno, mataba a uno, le pegó, listo. Ahora hay que verlo con la cámara desde abajo, cómo cae la sangre. Bueno, ahora del otro ángulo, porque a lo mejor esa toma sirve para más adelante.

Hay muertes que aparecían en tres episodios, recordadas por él o relatadas por la policía. Todo el proceso de los cortes, del trabajo de él con los cuerpos, que los ponía en ácido, o cuando se toma la sangre… Cuando empieza a tirar todo por el inodoro y se le tapa el inodoro, por tan lleno de tripas que estaba… Fue un proceso de locura que me está costando olvidar. Al día de hoy me cuesta ver la serie.

-¿Eran muchos técnicos en el set?

-Y, éramos muchos. Había bastantes personas, que lloraban en el set. O sea, había una emotividad muy a flor de piel, la verdad es que era fuerte.

-¿Evan Peters bebía cerveza en el rodaje?

-A veces tomaba cerveza, a veces no tomaba cerveza, se le daba una medida, pero también se daba con cerveza. La verdad es que muchos días empezábamos bien, y realmente terminaba bastante mal. En algunas escenas había que sostenerlo de atrás, fuera de cuadro. Sostenerlo porque, si no, no se podía mantener en pie. O sea, tratar de que repitiera un diálogo que sea coherente, era muy difícil. Pero por eso, porque era un actor de método, entonces bebía, bebía, bebía, bebía, bebía día a día. Y llega un punto en que te pasás.

"Uno de mis orgullos más grandes que tengo es haber trabajado con Fabián Bielinsky", dice Matías, que hizo la steadicam en "Nueve reinas".


“Uno de mis orgullos más grandes que tengo es haber trabajado con Fabián Bielinsky”, dice Matías, que hizo la steadicam en “Nueve reinas”.

-Saltando un poco a lo que es tu carrera, ¿cuáles fueron los trabajos que por un lado vos recordás como más placenteros de hacer y cuáles son aquellos de los que estás más orgulloso de haber trabajado?

-A ver, uno de mis orgullos más grandes que tengo es haber trabajado con Fabián Bielinsky. Es una de las cosas más gratas que me llevo de mi carrera, haber tenido dentro de mis películas dos películas de Fabián (Nueve reinas y El aura). Me pareció un gran director, una gran persona y le tengo mucho cariño. Elephant es una película que le tengo con mucho, mucho, mucho afecto, mucho respeto. Entiendo que toda la gente involucrada fue lo mejor que le podía pasar a esa película. Y fue lo mejor que le puedo pasar a mi carrera.

-¿Por qué en particular?

-Había un equipo de gente muy entusiasta, era una peli muy chiquita que no era trabajar por un beneficio económico. Entonces se daba algo que se da a veces en las películas de bajo presupuesto y es que la gente lo está haciendo por amor al cine que está filmando. Por amor a la historia, a hacer cine.

-¿Qué es lo que te engancha de un proyecto cuando te llaman?

-A mí me engancha mucho el director por un lado y el fotógrafo, los actores y la historia. Son como las cuatro patas principales que tiene que tener un proyecto, y un poco en ese orden. Trato de ver lo que va a querer hacer determinado director y determinado fotógrafo.

Evan Peters es un actor "de método", y si tenía que tomar hectolitros de cerveza como su personaje, lo hacía. Después, había que sostenerlo de pie.


Evan Peters es un actor “de método”, y si tenía que tomar hectolitros de cerveza como su personaje, lo hacía. Después, había que sostenerlo de pie.

-Como operador de cámara, dentro de lo que es la industria, ¿se gana bien?

-Sí, la verdad que sí. Ahora se gana muy bien. Acá en Estados Unidos se gana muy bien.

-Pero llegar a ser operador de cámara, requiere muchos años…

-Requiere mucha experiencia, porque el operador de cámara es un poco el que maneja el set en el momento de filmar, digamos. Requiere toda una experiencia, un conocimiento, una disciplina y una flexibilidad enorme para poder hamacarse entre todas estas cosas que antes te mencionaba, entre los actores, el director.

-En el rodaje de “Dahmer”, ¿vos le planteabas al protagonista parate acá, movete para allá? ¿O eso lo hacía otra persona?

-No, eso lo hacía yo. Si vemos que no funciona, me pongo a resolverlo de esta manera. Este movimiento de cámara no es armónico con el que quería, bueno, conviene hacer algo así. Si todos estamos de acuerdo, vamos en eso. Y le explicás al actor: necesito que te pares acá, que no te pares más atrás.

-Me imagino también la tensión que hay, habiendo tanta gente que opina en el set.

-Sí, se juntan a ver. Es una movida de mucha gente, realmente, y hay que distribuir muy bien las responsabilidades para poder manejar eso armónicamente. Si no, son diez personas hablando sobre lo mismo, opinando cosas distintas.

-¿Y entonces?

-Entonces está organizado de que, bueno, llega un punto en que la pelota está en el campo de juego y ahí yo la distribuyo. Si la distribuimos todos no entra nunca el arco. Pero es el director, en última instancia, el que decide.

Mesa ya tiene trabajo para el 2023. Hará cámara en Marruecos en la nueva película que protagonizará Nicole Kidman.


Mesa ya tiene trabajo para el 2023. Hará cámara en Marruecos en la nueva película que protagonizará Nicole Kidman.

-¿Y qué sentís cuando un director te dice que quiere hacer él la cámara en alguna toma? ¿Te ha sucedido?

-Mirá, acá en los Estados Unidos no se puede. El sindicato no lo permite. Acá está como establecido por lo que llaman niveles. Sería como limitaciones, y hay como niveles de presupuesto. Y en ese presupuesto hay determinadas exigencias y determinadas cláusulas que no se pueden atravesar, digamos. Un director no puede operar cámara. En el nivel uno el director no puede operar la cámara. En el nivel dos, el fotógrafo no puede operar la cámara.

-¿Cuál es la diferencia entre hacer cámara en “Apasionados” acá en la Argentina y hacer cine en los Estados Unidos?

-Es muy distinto. Ahora es muy distinto porque, al margen del profesionalismo, está contenido con un marco, con una estructura muy distinta. Son las responsabilidades de todo el resto del equipo, en un organigrama que funciona totalmente distinto. No sé, acá hay una cosa muy notable que siempre la vi, que es el silencio. Acá cuando se filma no habla nadie. Nadie. No hay una mosca, ni cuando rodamos en un estudio, ni en exteriores. Es muy silencioso todo. No sé si la palabra es responsabilidad, pero hay un respeto, como obligado al silencio.

-¿Hay algún camarógrafo que vos admires?

-Admiro a varios, pero que tiene mucho que ver más con mi historia de operador de cámara. Me gusta mucho Jimmy Muro (Crash, X-Men 2, la primera de Rápidos y furiosos), o Larry McConkey, que hizo Buenos muchachos, con Ma rtin Scorsese.

-¿Cómo fue trabajar con Alejandro González Iñárritu?

-Hice dos cosas, Babel y el corto para Cannes. Y la verdad que me llevé muy bien. Es un tipo muy exigente, e intransigente en determinadas cosas. EI va como un toro para lo que quiere, no le importa nada, es yo quiero esto y punto, háganlo. El tipo es muy bueno. Puede no gustarte mucho su cine, siempre en algunas cosas me gusta más que en otras.

-Me contaste que tras “Dahmer” te ofrecieron hacer la cámara de una película o una serie sobre un pedófilo.

-Sí, pero fue al toque de Dahmer. Y no, no quería más sordidez.

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