X Development, el laboratorio secreto de ideas de Google, baja a la Tierra

Durante todo un año, un grupo de investigadores del laboratorio secreto de Google, X Development, estuvo obsesionado con el cerebro de las moscas.

El equipo creía que podría construir redes neuronales (sistemas informáticos para procesar información) más eficientes gracias a la estructura cerebral de las moscas y otros organismos que habían evolucionado durante milenios para realizar tareas específicas.  

El proyecto, conocido internamente por su nombre en clave, Valkyrie, era esa clásica idea de ciencia-ficción que la autodenominada “fábrica moonshot de Google estaba diseñada para concebir. El potencial del proyecto también parecía enorme, pudiendo aplicarse a cosas como el control de drones o la limpieza de imágenes por satélite más rápido que los algoritmos existentes. 

Sin embargo, la primavera pasada los responsables de X Development cerraron el proyecto por no tener una vía de monetización clara.

Google diseñó X Development, o X para abreviar, para hacer avances tecnológicos y buscar solución a los problemas más difíciles de la humanidad, desde la eficiencia del transporte hasta la crisis climática. Por supuesto, no todas las soluciones prosperan, y a menudo se celebra el fracaso de los proyectos. Pero en medio de la falta de lanzamientos exitosos y de una industria tecnológica que se enfrenta a vientos en contra, la gente de dentro dice que el laboratorio está pulsando el botón de reinicio y replanteándose su propósito dentro de Alphabet, la empresa matriz de Google.

Business Insider ha hablado con una docena de empleados y exempleados y ha revisado documentos internos que demuestran que la empresa se está alejando de su premisa original, recortando sus proyectos más ambiciosos y buscando otros que les permitan obtener ingresos más rápidamente.

Estas fuentes han hablado bajo condición de anonimato porque no están autorizadas a dar información a la prensa. Sus identidades son conocidas por Business Insider.

Por su parte, Google ha rechazado una entrevista con el líder de X, Eric ‘Astro’ Teller, y un representante se ha negado también a hacer comentarios para este artículo.

Creada en 2010 con el nombre de Google X, la unidad era el espacio personal de los fundadores Sergey Brin y Larry Page para las ideas más creativas, buscando parecerse a laboratorios de investigación de renombre como el PARC de Xerox y los Bell Labs de Nokia.

Los primeros empleados de X eran soñadores a quienes se animaba para desarrollar ideas descabelladas como ascensores espaciales, levitación e incluso teletransporte.

Incluso cuando la división se separó de Google bajo la estructura de Alphabet en 2015, la unidad dio más rienda suelta (si cabe) a su creatividad, cambiando el nombre de puestos como “Jefe de Comunicaciones” y “Responsable” por nombres como “Susurrador de Fábricas” e “Iniciador de Incendios”. 

Teller, el líder de la división, no es el CEO, sino el “Capitán de Moonshots [el término moonshot hace referencia a ideas y proyectos que pueden parecer inimaginables, son “disparos a la luna”].

En las oficinas de la unidad, situadas en un antiguo centro comercial de Mountain View (California, Estados Unidos), hay coches autónomos y robots dando vueltas, dándole un aspecto totalmente futurista.

Teller, que supervisa una división de unos 500 empleados a jornada completa, es conocido por ir de reunión en reunión mientras habla poéticamente sobre el cielo azul, la asunción de riesgos y el idealismo con los moonshots.

Totalmente al margen de las preocupaciones de rentabilidad y del negocio principal de búsqueda y publicidad de Google, X difunde entre sus empleados la idea de que el futuro de la empresa nacerá en sus pasillos.

“Encajaba en la visión del mundo que proyectaban Larry y Sergey: déjanos innovar en paz, y no te arrepentirás”, afirma un exempleado.

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Big Tech

Alphabet está actualmente sometida a una presión cada vez mayor para demostrar el valor de sus “otras apuestas” (esa constelación de empresas que se sitúan bajo el paraguas de Alphabet, como Verily, especializada en investigación biotecnológica) que siguen perdiendo millones cada año.

Durante su primera década de existencia, X ha sufrido para sacar adelante proyectos de éxito. 

Su proyecto de globos aerostáticos para llevar internet a zonas rurales, Google Loon, se cerró en enero de 2021. Su proyecto de drones, Wing, aunque sigue activo, ha tardado en despegar. Waymo, la iniciativa de conducción autónoma de Alphabet, está empezando a generar ingresos, pero aún faltan décadas para lograr un modelo de negocio rentable.

Las realidades están empezando a chocar con las ambiciones de X. Para 2030, Teller pretende que la tasa de rentabilidad interna supere el 26% para Alphabet, según un escrito suyo visto por Business Insider.

También ha dicho a los empleados que su intención es crear 20 empresas para 2030, de las que al menos 4 valdrían más del 5% de la capitalización bursátil de Alphabet, según el mismo documento.

Project Mineral utiliza la IA de Google para crear la fresa perfecta.

En noviembre, Bloomberg informó de que, en pos de estos nuevos objetivos, la división se había asociado con la empresa agrícola Driscoll’s para utilizar la inteligencia artificial y los robots de Google para intentar producir fresas más sabrosas

Es cierto que este acuerdo refleja ambiciones más prácticas que otros proyectos más propios de ciencia ficción. Vender algoritmos de aprendizaje automático a empresas agrícolas es mucho más rentable a corto plazo que dedicar recursos a llevar humanos a Marte, una idea con la que los empleados de X han tonteado de forma ocasional.

“Ya no son proyectos lunares. Son Ruth-shots“, comenta otro exempleado que ocupaba un alto cargo, refiriéndose a la directora financiera de Alphabet, Ruth Porat, que ha recortado gran parte de los gastos de Alphabet, incluidos los proyectos de investigación y desarrollo, desde que empezó a trabajar en Alphabet en 2015.

Por otra parte, X también perdió a su mayor defensor cuando a finales de 2019, Brin (junto con Page) se apartó de Alphabet.

“Perdimos a nuestro ángel de la guarda”, comenta otro exempleado.

Obi Felton, responsable de muchos de los éxitos de X, dejó la empresa en 2021.

Estos cambios también han llevado a la unidad a ser un poco menos libre, ya que se han incorporado inversores de capital riesgo y consultores de gestión para ayudar a acelerar la comercialización y monetización de los proyectos.

“Se ha observado un giro mucho más orientado a los negocios. Aunque no dirigen la organización, ahora tienen mucho más peso”, afirma otro exempleado. Aunque X solía ser un paraíso para ingenieros y doctorandos, en los últimos años ha aumentado el número de analistas empresariales, gestores y directores.

Esto podría ayudar a los proyectos a alcanzar la rentabilidad mucho más rápido, pero a algunos trabajadores les preocupa que se estén matando ideas potencialmente revolucionarias antes de que puedan florecer.  Dos de ellos afirman que X ha empezado a eliminar proyectos antes de lo que solía hacerlo.

“La incorporación de capital riesgo, que no entiende lo que significa ser libre con la tecnología, ha expulsado a mucha de la gente que se unió por ese idealismo moonshot“, reflexiona otro exempleado.

“Los moonshots no son aptos para las empresas de capital riesgo”, defiende otro.

Sin embargo, algunas personas de dentro sostienen que la estrategia actual de objetivos comerciales es necesaria para que X sobreviva.

“Creo que la entrada de gente de los fondos de capital riesgo es algo bueno. La mayoría de esta gente tiene mucha experiencia. Son expertos en tecnología. Se necesitan empresarios para probar la viabilidad en el mercado”, indica otra fuente.

En noviembre, Benoit Schillings, director de tecnología de X, dijo en un evento de MIT Technology Review que X solía explorar proyectos “sin mucho rigor sobre su podían funcionar”. Dijo que desde entonces X se había vuelto “cada vez más rigurosa” en la producción de moonshots.

Larry Page y Sergey Brin, fundadores de Google.

Quizá el mayor punto de inflexión de X fue la salida de Brin de Alphabet.

No en vano, muchas de las ideas iniciales de X venían de Brin y Page.

Antes, Brin protegía los proyectos que le interesaban, como Makani, una idea para extraer energía de cometas eólicas. Un exempleado de Makani recuerda que Brin continuó financiando el proyecto incluso cuando falló en los propósitos que estableció. Finalmente, X cerró Makani en 2020 después de que Brin diera un paso hacia un lado en Alphabet.

“Puede que Sergey protegiese algunos proyectos de vez en cuando. Una vez que se fue, esa protección desapareció“, afirma un exempleado.

“Ya no es la caja de juguetes de Sergey. Es una organización que existe para ganar dinero, y está intentando utilizar las ventajas competitivas de Google para ello”, señala otra fuente.

Sundar Pichai, CEO de Alphabet.

Aunque X era conocido en parte por sus alocados proyectos de hardware, como las cometas de energía eólica y el notorio fracaso público que supusieron las Google Glass, personas cercanas afirman que el reciente cambio hacia proyectos favorables a la IA, como la asociación con Driscoll, son también un reflejo de la visión de Sundar Pichai, CEO de Alphabet, para Google. 

Uno de los proyectos recientes de X enseña a la inteligencia artificial a escribir y corregir código, una idea que se trasladó a Google el año pasado.

Centrarse en estos proyectos más comerciales puede poner en peligro algunos de los mayores proyectos de la división, como A-Life, una investigación secreta de años para diseñar vida sintética a través del estudio de las células. Los proyectos de hardware también están recibiendo menos atención. Wolverine, un dispositivo para aumentar la audición en humanos, abandonó X y Alphabet el año pasado y está recaudando fondos como startup. Mientras tanto, los proyectos centrados en el clima siguen recibiendo cierto apoyo. 

“Astro tiene la obligación de producir algunos ganadores, y producirlos rápidamente”, afirma un empleado. 

Pero la apuesta por la inteligencia artificial puede estar dando sus frutos. El equipo que está detrás del proyecto de las fresas, Mineral, que utiliza el aprendizaje automático y robots cargados de cámaras para introducir mejoras en la agricultura, ya ha mantenido conversaciones con Alphabet para graduarse en una “otra apuesta” de Alphabet tan pronto como este año, según una persona cercana a esas conversaciones.

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Algunos empleados especulan con la posibilidad de que X perdure como unidad independiente. Pero es cierto que, a medida que la empresa apuesta por ideas más pragmáticas, en estos complicados momentos para la economía, los empleados se preparan para los despidos. Algunos se preguntan si X mantendrá su plantilla en los próximos años. 

“No creo que X dure. No es productivo. No hay ningún producto de X que se utilice hoy en día. No puedes gastar tanto dinero, no producir nada y decir que es un éxito”, afirma un antiguo directivo de Alphabet que formó parte del equipo L de Page.

En septiembre, la empresa recortó cerca de la mitad de los proyectos de su división Área 120, otra unidad de investigación y desarrollo dentro de Google que se dedica a pensar en nuevas ideas para productos. Al final, solo continuarían funcionando algunas investigaciones centradas en la IA, en consonancia con la visión que Pichai tiene de la empresa.

TCI, un inversor activista de Google, pidió recientemente que redujera su gasto en proyectos de “otras apuestas”. Sin embargo, según la mayoría de los indicadores, el negocio de Google sigue siendo un éxito rotundo: en el tercer trimestre obtuvo unos ingresos de 64.287 millones de euros, a pesar de la caída del sector tecnológico.

Lo más probable es que Teller se incline por ideas más seguras y menos de ciencia ficción, que concuerden más con la visión actual de Google. Puede que no apunten a la luna.

Un empleado ha contado a Business Insider que solía haber una broma en X según la cual, para conseguir que los líderes aprobaran un proyecto, lo convertías en un robot o lo hacías volar. Ahora, decía, “el nuevo chiste es: coges un problema y le echas un poco de IA, y ya es un proyecto X“. 

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X Development, el laboratorio secreto de ideas de Google, baja a la Tierra