Las 5 películas imprescindibles de Brad Pitt de peor a mejor

Brad Pittes una estrella como las de antes. Y tiene un talento enorme a la hora de meterse dentro de una escena, tiene un instinto brutal”. Palabra de Quentin Tarantino. Y si lo dice el genio que lo dirigió en Érase una vez en… Hollywood y en Malditos bastardos la frase va a misa. “Es un actor increíblemente sutil, extremadamente inteligente. En cierto sentido, es un actor infravalorado”, opina James Gray, que lo tuvo a sus órdenes en Ad Astra. Son sólo dos valoraciones, lo bastante significativas y nada excepcionales, que agrandan la figura de William Bradley Pitt (Shawnee, Oklahoma, 1963).

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Eterno sexsymbol desde hace 30 años. Intérprete de largo recorrido, más arriesgado de lo que todos juntos recordamos de entrada y carne de paparazzi (sus relaciones con Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston y Angelina Jolie llenaron páginas y más páginas). Brad Pitt ha sabido construirse una carrera interesantísima, como cabeza de cartel y como secundario de lujo. También como productor con olfato con su empresa Plan B. De alguna manera, siguiendo los pasos de sus admirados Paul Newman y Robert Redford, con quién protagonizó la muy reivindicable Spy Game.

Brad Pitt ha sabido construirse una carrera interesantísima, como cabeza de cartel y como secundario de lujo

Ahora, Pitt llega a las carteleras con Bullet Train, una divertidísima comedia de acción que apuesta por una violencia hiperestilizada, tan próxima a referentes japoneses y coreanos como los cartoons más pasados de vueltas. En la peli, el actor se convierte en Ladybug (mariquita), un desgarbado especialista en cumplir misiones complicadas, un asesino alérgico a la violencia que inevitablemente acompaña sus peligrosos encargos. Un tipo en crisis obsesionado con la desdicha que parece perseguirlo. Nuestro hombre es uno de los pasajeros del shinkansen que cubre el trayecto de Tokio a Kioto, y se tiene que hacer con un misterioso maletín. Un macguffin de manual, que también es el objetivo de cinco sicarios a sueldo que compiten repartidos entre los vagones del tren bala. Las dos horas largas del viaje pasan volando, sí, pero dan para que los extravagantes criminales se disparen, se rompan la cara, se envenenen o se apuñalen.


Trailer de Bullet Train

Adaptación de una novela de Kotaro Isaka, recientemente publicada en nuestro país por Destino, Bullet Train bebe de los manga, de las historias de samuráis y de la cultura pop para ofrecer una montaña rusa llena de sangre y cadáveres, desmembraciones y explosiones. Tan trepidante como explosiva, tan hiperbólica como caricaturesca, un divertimento en el cual Pitt se reencuentra con el director David Leitch, antiguo especialista en escenas peligrosas en mil y una películas. También doble de acción del mismo actor en filmes como El Club de la lucha o Sr. y Sra. Smith. Todo un insospechado guiño hacia el oscarizado personaje de Pitt a Érase una vez en… Hollywood. Leitch debutó codirigiendo a la fabulosa John Wick (2014), con la cual Bullet Train comparte rasgos evidentes, y firmó Atómica (2017) y Deadpool 2 (2019), donde Pitt hacía un cameo. Una práctica que aquí continúa con la aparición sorprendida de un puñado de celebridades que no suscitaremos (pero que, de alguna manera, devuelven algunos favores a nuestro hombre, y hasta aquí podemos leer) y que contribuyen a la causa de las risas desacomplejadas.

Bullet Train bebe de los manga, de las historias de samuráis y de la cultura pop para ofrecer una montaña rusa llena de sangre y cadáveres

Aunque a veces parezca perder el rumbo, Bullet Train es espectacular en la concepción de las set-pieces de acción soltada, apostando por un montaje sincopado, saltos temporales y planos congelados con letras sobreimprimidas presentando a los personajes, y tiene una comicidad a prueba de bombas, desbocadsa en el aceleradísimo tramo final. Asimismo, la película contagia buen rollo, y se beneficia de su ligereza, y de un reparto tan extraño como funcional que rema a favor de obra. Aparecen Aaron Taylor-Johnson (Kick-Ass) y Brian Tyree Henry (Eternos) como insólita pareja de hermanos asesinos, Joey King (protagonista de las tres entregas de The Kissing Booth, todo un éxito en Netflix) convertida en una ingenua (?) ¡niña con estética lolipop y gusto por la literatura pulp (no es casual que, antes de destapar sus habilidades, vaya leyendo un clásico como Shibumi, escrito por Trevanian)!, y, atención, Bad Bunny! El cantante de Puerto Rico se suma a este juguetón largometraje, perfecto para competir en recaudaciones millonarias con blockbusters marvelitas y con (infectos) comedias familiares con padres de familia numerosa.

Con Bullet Train, Brad Pitt mantiene el carisma que lo acompaña desde hace más de 30 años

Con Bullet Train, Brad Pitt mantiene el carisma que lo acompaña desde hace más de 30 años. Y nos invita a hacer memoria y a recordar las mejores interpretaciones de su carrera. Os proponemos un top 5 de los mejores filmes del actor, con algunas condiciones. Por un lado, no repetiremos director, y por el otro nos centraremos en proyectos donde el actor era cabeza de cartel, dejando de lado sus papeles secundarios y, por lo tanto, manteniendo fuera de la selección títulos que muy bien podrían ser a la lista, como El club de la lucha12 años de esclavitud (2012), Quemar después de leer (2008), la estupenda franquicia Ocean’s Eleven o Snatch, cerdos y diamantes (2000). Esta es nuestra selección, os invitamos a escoger la vuestra.

1

Máquina de guerra (2017)

Probablemente, sea una película irregular y nada redonda, pero la añadimos para invitaros a descubrir una de las interpretaciones más sorprendentes de la carrera de Pitt. En esta, una de las primeras producciones de Netflix con una superestrella de Hollywood, el actor interpreta al general Glen McMahon, enviado a Afganistán para tratar de salvar el inevitable fracaso de la actuación militar norteamericana al país. Con un tono abiertamente satírico, el filme empieza con una voz en off que dice eso: “Aaah, América. Modelo de autocontrol y respuestas proporcionadas. Portador de calma y bondad en el mundo. ¿Qué haces cuando participas en una guerra que no puedes ganar de ninguna manera? Obviamente, despidiendo al tipo que no la gana y contratando a otro”, para señalarnos McMahon, dejando ver sus pies mientras levanta el culo del inodoro y tira de la cadena.



Máquina de guerra

A partir de aquí, Máquina de guerra dibuja el perfil del protagonista, un militar que sólo juega para ganar, a quien sus hombres adoran porque siempre da la cara por ellos, y que se ve atrapado entre su voluntad estratégica y los cálculos, alianzas e intereses de chupatintas, políticos de baja estofa y alta influencia, y diplomáticos que sólo piensan en volver a casa. Dirigida por David Michôd (Animal Kingdom), la película defiende su tesis antibelicista poniendo el foco en cómo de absurdo es conquistar un país con la excusa de salvarlo, y tratar que la población vea como amigos a sus invasores. Y explota los recursos interpretativos de un Pitt insólito, capaz de crear a su personaje a partir de una forma de caminar y correr muy particular y de una mueca facial. (Disponible en Netflix)


2

Mátalos suavemente (2012)

‘Bullet Train’: Sangre, risas, un tren y... Brad Pitt

Andrew Dominik es otro cineasta con el cual Pitt ha dado lo mejor de sí mismo. Lo hizo a un western más lírico que épico, nada convencional y muy reivindicable, como El asesinato de Jesse James cometido por el cobarde Robert Ford (2008). Y también en esta sorprendente muestra de cine noir que también pretendía destruir las consolidadas claves del género. Y que añadía una nada escondida capa de crónica, y crítica, sociopolítica: y es que la terrorífica crisis económica de 2008 y el capitalismo que traquetea son dos personajes más en este thriller de mafiosos y sicarios muertos de hambre, de revanchas y atracos, que matan mientras de fondo escuchan, o ven, discursos de Obama y Bush Jr. alertando de las inevitables medidas que pagan los de siempre.



Mátalos suavemente

En Mátalos suavemente, Brad Pitt no aparece hasta el minuto 25 de metraje, pero una vez lo presentan, se convierte en inevitable centro de atención para el espectador. Y eso que por la peli se pasean James Gandolfini, Ray Liotta o Ben Mendehlson. Sicario al servicio de un invisible mafioso, el personaje de Pitt dispara sin miramientos, y suelta perlas políticamente incorrectas: “América no es un país, es un negocio. Y ahora, págame”. Trabajo hecho no hace estorbo. (Disponible a Filmen y Movistar+)


‘Bullet Train’: Sangre, risas, un tren y... Brad Pitt

“Hay equipos ricos, equipos pobres, 15 metros de mierda y por debajo estamos nosotros. Somos donantes de órganos para los ricos”, dice Billy Beane, general mánager de los Athletic’s de Oakland, en una reunión donde, después de traspasar a los mejores jugadores de su equipo, intenta planificar una plantilla que dé la cara en una Liga Profesional donde el resto de equipos multiplican por mucho su presupuesto. La desesperación le lleva a confiar en un método insólito en el mundo del deporte, basado en estadísticas y cálculos informáticos: matemáticas contra experiencia y olfato. Moneyball nos introduce en el mundo del béisbol y, a veces, el espectador europeo puede perderse en medio de términos y reglas que nos quedan muy lejos. Pero en realidad entender o no qué caray hace uno primera base o un receptor no tiene importancia.



Moneyball

Moneyball habla de qué significa luchar contra los elementos y esquivar las presiones para ser fiel a una idea rompedora, y reflexiona sobre los miedos delante de las grietas del sistema. Y va mucho más allá, sin dejar de abrazarlo, de las constantes del cine deportivo: que el equipo consiguiera el récord de victorias consecutivas de la historia de la liga de béisbol no tiene la épica esperada porque, como dice Billy Beane, “todo eso sólo importa si cambiamos las cosas, si transcendimos”. Basada en una historia real, y con un guion de hierro coescrito por Steven Zaillian (La lista de Schindler) y por Aaron Sorkin (El Ala Oeste de la Casa Blanca), Moneyball nos regala una de las mejores interpretaciones de un Brad Pitt muy bien acompañado por Jonah Hill y Philip Seymour Hoffman. (Disponible en Movistar+)

‘Bullet Train’: Sangre, risas, un tren y... Brad Pitt

En realidad, las tres películas que Pitt ha interpretado a las órdenes de David Fincher tendrían que estar en este top-5. Tanto la icónica El Club de la Lucha (1999) como El curioso caso de Benjamin Button (2008) son fabulosas, pero nos quedamos con Seven por varias razones. La primera, porque es, probablemente, el thriller más relevante e influyente (mil y una pelis se han inspirado, o directamente la han copiado sin escrúpulos… ¿Habéis visto The Batman?) de los últimos 50 años, todavía más que El silencio de los corderos, su principal competidora al trono de los mejores filmes de suspense contemporáneos.



Seven

Fincher apuesta por una estética oscura e incómodo, que construye una atmósfera asfixiante, turbia, perfecta por|para una retorcida y escalofriante trama que plantea dilemas morales de largo alcance y en la que un par de policías (cuál química, la de Pitt y Morgan Freeman) siguen la pista de un asesino en serie que mata siguiendo pautas bíblicas y castigando culpables de los siete pecados capitales. Otra obra maestra con uno de los mejores finales de la historia del cine. (Disponible en HBO Max y Movistar+)


1

Érase una vez en… Hollywood (2019)

‘Bullet Train’: Sangre, risas, un tren y... Brad Pitt

Quentin Tarantino reescribe la historia y hace su particular homenaje al Hollywood de aquel periodo, finales de los años 60, donde el país perdió la inocencia. Mirando Vietnam de reojo, habiendo pisado la Luna y sufrido los traumáticos atentados a los hermanos Kennedy y Martin Luther King, aquella época todavía tenía que llenar páginas de los diarios con los asesinatos rituales de Sharon Tate y sus invitados en la casa que la actriz compartía con su (aquella noche ausente) marido Roman Polanski. Tarantino (que ya había dirigido en Pitt en otra maravilla que podría ser en el top, Malditos bastardos) utiliza la atmósfera de pánico que se vivió por culpa de Charles Manson y los suyos demoníacos para explicarnos un cuento: el de la redención de un actor en horas bajas, interpretado por Leonardo DiCaprio.



Érase una vez en Hollywood

En aquel Hollywood que abría las puertas a una nueva ola de creadores (los Coppola, Scorsese, Friedkin, Bogdanovich, Cimino…), Tarantino pone el foco en aquella otra parte de la industria, la de las series televisivas y los spaghetti-western como refugio de antiguas estrellas trasnochadas. En la peli, Brad Pitt se convierte en un especialista de escenas peligrosas, mano derecha, chófer, chico de los encargos, y amigo inseparable del protagonista. Y Tarantino le regala un puñado de escenas extraordinarias, donde el lacónico Cliff Booth (el personaje de Pitt) se pelea con Bruce Lee, se quita la camisa mientras arregla una antena en el techo de una mansión, se pasea por un rancho dejado de la mano de Dios okupado por la secta mansoniana (una escena que es puro cine de terror), o se coloca fumándose un cigarrillo bañado en ácido mientras pasea su perro, en la maravillosa recta final de una incuestionable obra maestra. (Disponible en HBO Max)

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